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jueves, 6 de marzo de 2014

NORTE, MUCHO MÁS QUE OPORTO

El Valle del Douro fue la primera región vinícola regulada y demarcada del mundo en 1756 y a día de hoy está declarado Patrimonio de la Humanidad  por la UNESCO. Las pendientes naturales dieron lugar a unas terrazas para plantar viñas que actualmente producen tres tipos de vino: vino DOC Douro, vino espumoso y Muscat.
La perfecta compenetración del trabajo humano con la naturaleza ha hecho que sea de gran importancia visitar el Museo del Duero en Régua y las muchas quintas productoras del vino de Oporto y Douro Wine.

Pero la zona norte de Portugal es mucho más que vino. Destacan ciudades tan espectaculares como Guimâraes. La ciudad donde nació Portugal se puede recorrer a pié sin problema desde la plaza de nuestra Señora de Oliveira donde se encuentra la Colegiata de Guimarães. En este camino se pueden observar sus balcones, torres almenadas y el castillo de la ciudad.
También destaca la ciudad de Braga que destaca por su ciudadela medieval y sus numerosos palacios. Las mejores vistas de la ciudad y su entorno se pueden conseguir desde la Iglesia del Bom Jesús tras subir unas cuantas escaleras. También se obtienen muy buenas vistas tras la subida en funicular, uno de los más antiguos del mundo de este tipo.
Pero sobre todo la zona del norte del país es natural. Destacan zonas verdes como el Geoparque de Arouca que destaca por sus formaciones graníticas, los Tras-os-Montes en cuyo interior podemos observar el espectáculo del florecimiento de los almendros y, especialmente, destaca el Parque Nacional de Peneda-Gerés, el único del país. Este espacio destaca por sus formaciones glaciares, aguas cristalinas y especies como el corzo o la víbora negra. Te recomendamos que no te pierdas recorrer uno de los muchos senderos que atraviesan el parque.
Y por último, nombrar la pequeña localidad de Barcelós cuyo símbolo se encuentra en todas las tiendas de souvenirs del país: el gallo. Cuenta la leyenda que un peregrino que caminaba hacia Santiago de Compostela fue acusado de robar a un terrateniente del pueblo. El peregrino pidió como último deseo ver al juez que estaba comiendo pollo y le dijo a este que como prueba de su inocencia el gallo se levantaría y cantaría. Tras ignorar las palabras del peregrino, le llevaron a la horca y justo cuando iba a ser ahorcado, este se levantó y cantó. El juez corrió hacia la horca y observó como el peregrino se había salvado por un nudo mal hecho.

Si quieres llevarte el auténtico gallo, no dejes de visitar esta región.¡Te esperamos!

POR REBECA, PATRICIA Y MARTA.

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